La pieza del mes 2015

La pieza del mes 2015

A partir del próximo sábado 24 de enero vuelve el ciclo de «La pieza del mes» al Museo Arqueológico de Sevilla con novedades interesantes. Este año no sólo conoceremos mejor las piezas que están expuestas, sino que los investigadores nos descubrirán otras más desconocidas por encontrarse en los almacenes o en fase de estudio.

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Pompeya contada por sus supervivientes

Pompeya contada por sus supervivientes

La verdadera historia de la erupción es narrada por Alberto Angela en un libro que resume 25 años de investigación

Fuente: ÁNGEL GÓMEZ FUENTES | ABC 11/01/2015

En menos de veinte horas el Vesuvius (el monte exterminador que no es el Vesubio que conocemos hoy, como comúnmente se cree) expulsó diez mil millones de toneladas de magma, centenares de millones de toneladas de vapores y de otros gases a una velocidad de 300 metros al segundo. Se calcula que, en términos de energía mecánica y térmica liberada por la erupción del Vesuvius, equivaldría a 50.000 bombas atómicas de Hiroshima.

En Pompeya vivía Faustilla, la usurera que hasta el último momento persigue a sus clientes exigiendo el pago de los créditos mientras Pompeya se derrumba. Vive Novella Primigenia, la actriz que, tras el teatro, intima con hombres poderosos la noche anterior a la tragedia. Se encuentra allí Apollinare, médico personal del emperador Tito, que en su tour por la provincia visita a la bella Rectina, la aristócrata organizadora, incluso pocas horas antes de la catástrofe, de suntuosas fiestas en su villa al pie del Vesuvius.

Una Pompeya viva

Esta narración de la tragedia de Pompeya la ha hecho de una forma inédita el paleontólogo más famoso de Italia y divulgador científico Alberto Angela en su libro «Los tres días de Pompeya», un best seller en Italia. Durante veinticinco años ha estudiado las excavaciones, con la ayuda de vulcanólogos, arqueólogos, antropólogos y otros investigadores, para restituirnos la imagen de una Pompeya viva, que en su cotidianidad se asemeja de forma sorprendente, por las actividades de sus habitantes y la tipología de los mismos, a una ciudad contemporánea. Se alquilaban carros, existía el agua corriente y la mujer estaba emancipada.

Cuando uno llega a las excavaciones de Pompeya se tiene la impresión de que los romanos acaban de abandonar la ciudad. Es prácticamente el único lugar arqueológico en el mundo que cuenta la vida cotidiana de hace dos mil años. Pompeya parece haberse parado en el tiempo. Como en un filme, Angela nos descubre esas pequeñas cosas que se asemejan a nuestro mundo. En esa cuenta atrás de la tragedia, se comienza a las ocho de la mañana del 22 de octubre del 79 d.C., cuando faltan 53 horas para la erupción, que se produce en otoño y no en verano como siempre se ha narrado. La vida de Pompeya durante tres días la reconstruye Alberto Angela con siete supervivientes que históricamente han existido, con sus nombres y apellidos, a los que sigue paso a paso en un recorrido que se puede hacer todavía hoy por calles, casas y locales públicos.

Plinio el Joven y sus cartas

Nos encontramos así con Plinio el Joven, un superviviente que describió la erupción en sus dos famosas cartas dirigidas a Tácito. Plinio habla de la villa de la citada Rectina perteneciente a la élite romana, que también se salvó, al igual que el joven Aulio Furio Saturnino, miembro de una de las más conocidas familias de Pompeya que hacía negocios con ella. Se salvará Flavio Cresto, un liberto que va a jugar a los dados a un casino de Pompeya. Se salva también Tito Suedio Clemente, inflexible tribuno enviado a Pompeya por el emperador Vespasiano para concluir la revisión del Catastro. Por el contrario, poco clemente fue la suerte con la señora Giocondo: ese día había organizado un viaje a su granja fuera de Pompeya. Su marido, el banquero Lucio Cecilio Giocondo, había recibido a una señora rica en su oficina del Foro para gozar de la vida. Pero su esposa no saldrá ya nunca más de la granja, sepultada por la lava, gas y magma.

Siguiendo los pasos de estos supervivientes se descubre una Pompeya de nuevos ricos, habitada sobre todo por exesclavos, que habían encontrado su nuevo estatus social y económico en el comercio. Era un lugar también de excesos, con una treintena de burdeles, una ciudad en crisis: antes de la erupción se habían producido terremotos y el último había impedido a la ciudad surtirse de agua desde hacía meses.

Un breve lapso de tiempo ha constituido la diferencia entre la vida y la muerte. Quienes eligieron la fuga en las primeras horas desde que se inició la erupción tuvo la posibilidad de escapar. Por el contrario, los que dudaron o decidieron esperar que el Vesuvius se calmara permaneciendo en la ciudad, encontró la muerte. La mayor parte de los habitantes de Pompeya murió, porque ninguno esperaba tal catástrofe, y cuando lo comprendieron era demasiado tarde. El poeta Cesio Basso podría haberse escapado. El propietario del «hotel» donde se hospedaba, Cossio Libano, viendo las primeras nubes elevarse en el cielo, comprendió enseguida la dimensión de la tragedia que se abatía sobre Pompeya y tuvo tiempo para organizar tres carros y salvar a su familia. Ofreció un puesto al poeta Basso, que lo rechazó.

En un radio de 12-15 kilómetros el territorio en dirección a Pompeya quedará bajo un espesor de tres metros de lava. Cambiará la conformación de la costa, sepultará Herculano bajo veinte metros de fangos volcánicos y Pompeya bajo casi seis metros de lava, piedra pómez y cenizas. Pocos habitantes se salvaron, solo aquellos que se marcharon de inmediato. Datos ciertos sobre los muertos nos los hay, pero se estiman entre ocho y diez mil en Pompeya y de tres mil a cuatro mil en Herculano. El primer esqueleto se encontró el 19 abril 1748, y hasta hoy se han descubierto 1.047 en Pompeya y 328 en Herculano. Falta mucho aún por descubrir.

Era otoño y no fue el Vesubio

Entre las muchas «nuevas» verdades que están surgiendo sobre Pompeya, sin duda la más clamorosa se refiere a la fecha de la erupción. En todas las guías y libros se ha señalado el 24 de agosto del 79 d.C. La fuente principal era Plinio el Joven, que lo cuenta por carta a Tácito. Pero la carta original no existe, sino copias realizadas en el Medievo por amanuenses, posiblemente con errores de transcripción. Algunos investigadores, entre ellos Alberto Angela, sugieren otra fecha y estación del mismo año 79 d.C.: la erupción se habría producido el 24 de octubre. Se basan en indicios importantes: las víctimas no llevaban ya ropas de verano, sino de otoño, en algunos casos incluso voluminosas y pesadas. En muchas casas, como por ejemplo la del Menandro o la de los Castos Amantes, se han encontrado braseros para calentarse, lo que sugiere que había temperaturas bajas. Además, se ha encontrado un gran número de castañas, típicamente del otoño, y nueces y granadas, que habitualmente se recogen entre septiembre y octubre. Los arqueólogos han descubierto terrenos agrícolas que producían vino, y la vendimia, que se realiza en otoño, ya había concluido cuando llegó la erupción.

Además del equívoco sobre la fecha, hay otro mito que Alberto Angela aclara. El verdugo de Pompeya no fue el Vesubio como lo conocemos hoy. En la época de Pompeya no era visible. La erupción se produjo en otro volcán que se encontraba en el mismo punto, pero mucho más antiguo: el Vesuvius o Vesbius, hoy monte Somma. Ya fue catastrófico antes de Pompeya. Al menos tres de sus erupciones prehistóricas debieron ser apocalípticas, similares a la del 79 d.C. De una de ellas hay testimonios escalofriantes: restos arqueológicos en un poblado de la edad de bronce, encontrado en la localidad de Nola. Hace unos 4.000 años el Vesuvius tuvo una erupción violentísima.

Los resultados de las pruebas en los huesos de Anfípolis en unos días

Results of tests on Amphipolis bones due in a few days
From: ekathimerini.com

More information about the skeleton found at the Ancient Amphipolis tomb in northern Greece is to be made public by January 20, officials said on Wednesday.

Culture Ministry general secretary Lina Mendoni made the announcement at the first meeting of the Central Archaeological Council this year. Mendoni stressed that the the date by which tests on the remains would be completed had been set well before snap elections were called for January 25. The Culture Ministry said that scientists would establish the sex, age and height of the person whose remains were found at the Alexander the Great-era tomb. Mendoni added that there may be more tombs hidden in the Amphipolis mound.

El Astérix de Hispania resistió a Roma en la Subbética

El Astérix de Hispania resistió a Roma en la Subbética

El Ministerio de Economía subvenciona un proyecto de investigación de dos excavaciones en Cabra y Almedinilla sobre las últimas poblaciones iberas que resistieron a la colonización del Imperio Romano y que fueron asaltadas y saqueadas.

Fuente: Alfonso Alba | Cordópolis 08/01/2015

Si Goscinny y Uderzo hubiesen nacido en Andalucía, probablemente Astérix no hubiese sido galo sino ibero. Y se habría acabado llamando Viriato. O Sertorio. Y su famosa aldea gala, que resistió heroicamente a la conquista del Imperio Romano, no habría estado al Noroeste de la Galia, sino en la Bética, en concreto en Cabra y en Almedinilla. Allí se localizan dos yacimientos arqueológicos, el Cerro de la Cruz y el Cerro de la Merced, que conservan restos de una especie de dos aldeas iberas fortificadas que durante décadas convivieron y resistieron al Imperio Romano. Hasta que un día fueron pasados a cuchillo y conquistados con un salvajismo inusitado (tanto que se han descubierto cadáveres con miembros amputados y restos de escombros provocados por brutales incendios).

Ahora, el Ministerio de Economía va a subvencionar con 36.000 euros un proyecto de excelencia y de investigación científica para poner en valor e interpretar estos restos de las últimas poblaciones iberas que fueron conquistadas por Roma. En concreto, se financiarán trabajos de análisis y laboratorio que no pueden pagar los ayuntamientos de Cabra y Almedinilla, que son los que hasta ahora están sosteniendo a pulmón la financiación de las excavaciones sobre el terreno.

Según se describe en la memoria del proyecto, hacia el año 150 antes de Cristo, derrotados los cartagineses hacía 50 años, Roma dominaba todo el valle del Guadalquivir, convertido en provincia romana, y avanzaba hacia la conquista de la Meseta y Lusitania. Corduba (Córdoba) o Hispalis (Sevilla) se iban convirtiendo en populosas capitales romanceadas. Sin embargo, en las regiones montañosas de la Subbética, en la Alta Andalucía, zonas extensas de territorio montañoso continuaban bajo el control de líderes ibéricos, y llevando la forma de vida tradicional de sus ancestros. Aunque nominalmente estaban sometidos a Roma, seguían viviendo en oppida (ciudades) y recintos fortificados. Construidos con las técnicas y urbanística tradicionales –que no necesariamente significa primitivas‐, estos poblados muestran la fase crepuscular de una cultura que en un siglo se extinguiría, o mejor dicho, se transformaría en algo muy distinto.

En ocasiones, estos principados ibéricos se enfrentaron a Roma, quizá apoyando a líderes como el lusitano Viriato, quien en estas décadas centrales del siglo II antes de Cristo llegó a adentrarse profundamente en Andalucía durante sus luchas con los ejércitos romanos; o apoyando a alguno de los bandos romanos en las guerra civiles romanas del siglo I antes de Cristo, entre Sertorio y César.

Muralla norte del Cerro de la Merced, yacimiento de una ciudad fortificada
Muralla norte del Cerro de la Merced, yacimiento de una ciudad fortificada

El resultado fue que entre mediados del siglo II y mediados del siglo I antes de Cristo las comunidades ibéricas del sureste de la actual provincia de Córdoba, en la frontera de la antigua Bastetania, fueron derrotadas o forzadas a abandonar su hábitat tradicional, algunos de sus poblados y fortificaciones fueron incendiados y demolidos, y parte de su población masacrada o esclavizada, y el resto obligada a modificar su forma de vida.

Las excavaciones en los asentamientos ibéricos del Cerro de la Cruz en Almedinilla y del Cerro de la Merced en Cabra son una muestra de este proceso de resistencia y asimilación. Hasta el momento, son ejemplos casi únicos en Andalucía y en el conjunto de España por la extensión de las excavaciones y la magnitud de los hallazgos.

El proyecto está dirigido por el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Quesada, apoyado por los ayuntamientos de Cabra y Almedinilla y financiado ahora por el Ministerio de Economía.

El objetivo final es que una vez completados los distintos estudios y análisis sobre lo encontrado en estos yacimientos (muchos casi intactos al ser abandonados inmediatamente después del brutal asalto romano) es poder abrir un centro de interpretación y fomentar el turismo cultural en el interior andaluz, sobre todo en esta comarca de la Subbética de Córdoba.

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Arqueólogos trabajando en la excavación

Nuevas teorías sobre el colapso hacia la edad oscura de Grecia

Nuevas teorías sobre cómo se produjo el colapso hacia la edad oscura de Grecia

Fuente: ABC 07/01/2015

No es que Grecia haya estado siempre en crisis. Ni se trata de convocar fantasmas ancestrales en un momento en el que su permanencia dentro de la zona euro está en cuesión. Pero como siempre ha estado rodeado de misterio el colapso de la civilización micénica, porque sus palacios fueron abandonados hacia 1200-1100 a. C., el comercio sufrió un retroceso muy marcado y la población comenzó a dedicarse a la ganadería trashumante, abandonando los cultivos. Pero todo ello no ha dejado pistas suficientes para los arqueólogos.

entradaPara explicar ese proceso que sufrió Micenas, lo mismo que Tirinto y otros núcleos del Peloponeso, y que desembocó en la etapa que se conoce con el atractivo, casi tolkieniano nombre de Edad Oscura (desde 1200 a.C. hasta el siglo VIII a.C.), los expertos han barajado causas variadas: desde las externas, como una invasión (doria) o el hostigamiento de los pueblos del mar, ensoberbecidos por la caída del imperio hitita; hasta las internas, como el cambio climático, la pérdida de cultivos, luchas intestinas, pérdida de poder… o incluso enfermedades y plagas. Por ello se examinan meticulosamente los pocos restos que dejó aquella etapa, que es también oscura en vestigios.

Ahora, desde las universidades americanas de Cincinnati y Boston, dos jóvenes investigadores han puesto en pie una nueva batería de análisis de los restos de huesos hallados en el registro histórico de la Edad Oscura. Se pensaba que de los palacios se pasó a una actividad pecuaria en ranchos pero la mayor parte de los restos son grandes huesos de animales. Curiosamente los pequeños están muy deteriorados y no quedan restos vegetales. La descalcificación que el agresivo medio ha producido en esos restos llevó a pensar a W. Flint Dibble y Daniel J. Fallu que se ha perdido mucho material y a tratar de analizar las causas de esa erosión.

Hay muy pocos restos susceptibles de someter al carbono 14 de esa época, lo cual india que el pH de ese registro debe haber influido. Además aumentó notablemente la presencia de arena en esta época. No solo los huesos menos densos de los animales adultos han desaparecido, y lo que más abunda son las grandes osamentas de vacuno, sino que los huesos de ovejas, cabras y cerdos aparecen en muy poca proporción. Ello les ha llevado a concluir a los dos investigadores que la actividad pecuaria no debió producirse en ranchos, que era una explicación muy extendida que sustituyeron a la organización social de los palacios, sino que un cambio climático o alguna actividad antropogénica debió ser determinante. También se pensó en un gran terremoto que acabara con las ciudades y palacios micénicos y obligara a la población a reorganizarse.

El misterio continúa, pero la ciencia sigue acechando una respuesta plausible que explique este oscuro periodo que va desde las postrimerías de la Guerra de Troya hasta la época arcaica griega, apenas unos siglos antes del de Pericles.

Los colores de Augusto

Los colores de Augusto

Foto: Rafael López Monne

Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC

Buscar la policromía perdida del Augusto de Prima Porta fue el reto que asumieron los restauradores Emma Zahonero y Jesús Mendiola, del taller MV Arte y Restauración. Porque, aunque en nuestro imaginario asociamos las esculturas de la Roma imperial con la ausencia de color, nada más lejos de la realidad. El color predominaba en el mundo clásico, inundaba sus edificios y sus obras de arte. Pero el paso del tiempo hizo que la policromía se desvaneciera, y las intervenciones de limpieza posteriores acabaron de despojarlas casi por completo de su decoración cromática. Esto es lo que le sucedió a la estatua de mármol que representa al emperador Augusto, cuyo original se encuentra en los Museos Vaticanos. El festival de divulgación histórica Tarraco Viva encargó a MV Arte y Restauración una réplica de la famosa escultura que el dictador Benito Mussolini regaló a la ciudad de Tarragona en el año 1934. El objetivo: investigar el oficio de policromador en la antigua Roma y proponer una nueva hipótesis sobre el aspecto original de la obra. «Partiendo de los análisis que los especialistas de los Museos Vaticanos habían realizado sobre el original, aplicamos los mismos procedimientos que se utilizaron hace 2.000 años», explica Zahonero. El resultado es excepcional. El emperador, vestido con su coraza y sus mejores galas, parece mirarnos satisfecho en el año en que se conmemora el bimilenario de su muerte.

Italia da un paso más para devolver la arena al Coliseo de Roma

Italia ultima un plan para convertir el centro histórico de Roma en el “área arqueológica urbana más grande del mundo” y cuya pieza central será el Coliseo, para el que prevé la recuperación de su arena.

Fuente: Gonzalo Sánchez – EFE | LA VANGUARDIA

Roma, 3 ene.-Los asesores del Ministerio de Cultura de Italia han dado luz verde a un ambicioso proyecto que pretende revitalizar el vasto y rico centro histórico de la capital con el fin de convertirlo en la zona arqueológica urbana de referencia. El punto fundamental de este plan es la recuperación de la arena del Coliseo, una plataforma central donde luchaban los gladiadores y que, de acuerdo a las cábalas del arqueólogo Daniele Manacorda, desapareció en el siglo XIX.

Fue precisamente este estudioso quien defendió la propuesta en un sonado artículo publicado el mes de julio en la revista “Archeo”. “¿Por qué no recuperar la arena del Coliseo que un día acogía juegos y espectáculos? Bien visto, la operación no haría más que dar un sentido al monumento y podría hacernos sentir las mismas emociones que experimentaban los turistas del XIX”, señaló.

La idea empezó a cobrar un cariz factible cuando, el pasado octubre, el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, secundó su propuesta y reconoció que, para llevarla a cabo, solo hacía falta “un poco de coraje”. De lo que se trata es de devolver el aspecto original de la arena del Coliseo, cuya actual ausencia permite a los visitantes apreciar el laberíntico entramado de pasillos que transcurría bajo la estructura y que escondía todo tipo de mecanismos destinados al desarrollo del espectáculo que tenía lugar en la superficie.

En un comunicado, los asesores se dicen “favorables a la reciente propuesta de reconstrucción de la arena” ya que, de ese modo, se “podrá ofrecer una mayor oportunidad de comprensión y disfrute” de este edificio, mandado construir en el año 71 por el emperador Vespasiano. Asimismo abren la puerta a que, una vez sea recuperada la zona, pueda acoger “iniciativas culturales compatibles con la correcta conservación del monumento”.

Bajo la estructura, esos laberintos que pueden verse actualmente al aire libre se convertirán previsiblemente en un museo que mostrará las complejas máquinas escénicas y los montacargas que se empleaban para subir a la arena todo tipo de bestias y decorados. Pero los planes para el Coliseo no se quedan ahí sino que la comisión también se declara a favor de recuperar el aledaño Ludus Magnus, el lugar donde entrenaban los gladiadores. Para este yacimiento arqueológico la comisión prevé “un proyecto innovador”, basado en una estructura que lo cubra y haga de la zona “una plaza” accesible y abierta a “diversas actividades”.

Tras el voto positivo de la comisión, solo falta que el Ministerio presente un proyecto definitivo sobre la viabilidad del plan y especifique la financiación con la que se llevará a cabo. De acuerdo a los datos de la dirección del Coliseo revelados por los medios, esta obra podría suponer un coste de 25 millones de euros que el Ministerio y Roma, según las mismas fuentes, ya estarían recabando. Pero el Coliseo y el Ludus Magnus serán solo parte integrante de un proyecto de mayor envergadura, el que configurará la “mayor área arqueológica urbana del mundo”, en palabras de los expertos.

El corazón de la ciudad es una enorme superficie repleta de ruinas que han marcado el desarrollo urbanístico de la capital del Tíber durante el transcurso de los siglos. Los asesores han delimitado un “cuadrilátero” urbano que englobaría los principales yacimientos de esta ciudad: De la céntrica plaza Venecia, pasando por los Foros Imperiales, el Coliseo, la Colina Oppio, el Campidoglio, el Teatro de Marcelo, el Foro Romano hasta llegar al Palatino y el Circo Maximo, destinado actualmente a actividades de carácter lúdico. Para esta zona proponen, entre otras cosas, mejorar los accesos, establecer una ruta turística clara, peatonalizar las vías adyacentes -que solo serán recorridas por una línea de autobús eléctrico-, y decretar la gratuidad del acceso a los distintos foros para todas las personas que acudan a visitarlos.