Durante las últimas semanas del pasado año se llevó a cabo una encuesta sobre la situación del Griego, el Latín y las diferentes materias clásicas en Andalucía. En algunos periódicos se publica recientemente, y con destacable frecuencia, que los estudios clásicos experimentan un resurgir en las universidades; por el contrario, este escenario, desafortunadamente, no es igual en Secundaria y Bachillerato, donde las materias clásicas padecen un lento y progresivo declive. Emilio del Río, en una entrevista en El Periódico (25-01-2025) decía que “viven un retroceso, cuando no un deceso”. ¿Cómo puede darse esta disparidad en el mismo sistema educativo?
Hay razones de variado tipo para ello. La autonomía de los centros ha propiciado que estos sean los responsables de su programas educativos y las decisiones que toman no siempre colocan en primer lugar el futuro formativo de su alumnado. De hecho, el sesgo educativo se impone en algunos centros que valoran ante todo una formación materialista y obediente al imperante sistema económico. A lo que se añade que la toma de decisiones, en ocasiones, se cimente en una estructura en la que el número de docentes y el poder de los departamentos se asocia con los recortes de la administración educativa.
Por tanto, el resultado es la expulsión de las materias menos “rentables”. Cuánto menos representación tengas, menor es tu capacidad, ya no de influir, sino ni siquiera de poder argumentar en oposición a la razón prevalente. Así es porque en el 77% de los centros andaluces solo hay un docente de Clásicas y en más del 35% ha desaparecido el Departamento de Clásicas. Sin embargo, el 55,8% del profesorado asume una carga horaria que sobrepasa las 18 horas lectivas. Y, a pesar de ello, la agonizante Cultura Clásica ya no se imparte en más del 90% de los centros. Mitología Clásica solo está presente en apenas un 13%.
Pero todavía hay más. En más del 22% de los institutos que ofrecen el Bachillerato de la modalidad de Humanidades a su alumnado, le arrebatan la posibilidad de cursar Griego y le engañan al dejarlo sin la opción de conocer una parte fundamental de su contenido humanista. El futuro formativo de nuestra juventud parece que se definirá con una carencia que no tuvimos las generaciones anteriores.
Pueden leer el informe de la encuesta. Les invito a una reflexión, sobre todos a quienes deciden en nombre de su alumnado sin tenerlo en cuenta.
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